TRASNOCHANDO

Con un trío , una botella de aguardiente, más un corazón afiebrado se fabrican serenatas. A veces para disculparnos bien por algo que hicimos mal. Pueden tener mil razones y escenarios. Uno se las puede llevar hasta a la suegra, pero aquí me refiero a las tradicionales ofrecidas por un enamorado a la niña de sus sueños. Con un exceso de aguardiente llegaban los sospechosos bamboleos del pretendiente ante la vista del suegro, alguna vez nos recomendaron usar muletas para controlarlos, pero sin aguardiente les faltaba calor y emoción. Manizales con su apego a lo español nos animaba a hacerlas y en el agitado curso para ser hombres se incluía esta tradición, unida al apego a los toros y a los tangos. A veces disimulábamos con un poco de literatura. Yo hacía acrósticos y pequeños poemas para las novias de mis amigos. Me los pagaban con aguardiente. Uno de los sitios clave para iniciarlas era El Bambuco, un bar convenientemente situado cerca a la zona de to...