ESPERANDO BUS
Al comenzar bachillerato mi nuevo colegio, el San Luis Gonzaga, quedaba lejos de mi casa y no tenía servicio de transporte escolar. Muy temprano salía a coger el bus, a un paradero cercano situado entre dos bares que con frecuencia ofrecían el espectáculo de borrachos tirados en la acera. Esto era impactante y triste, más en las frías y frecuentemente lluviosas mañanas manizaleñas. En algunos días, cuando llegaba al paradero, estaban de rumba. Yo procuraba identificar a los festejantes, mirar a las coperas. Cierto día oyendo en la pianola un bolero, un piano y a un cantante automáticamente pensé en Agustín Lara y me puse feliz. Estaba equivocado: era la nueva figura musical Fernando Valadés. Pronto parodiábamos su canción estrella “Como de que no” cantando felices “como te quedó”. En los paraderos se aprendía música. Cada bus urbano era un universo diferente. Aún no los habían uniformizado con propagandas comerciales y slogans políticos. Conductores amables, que parecían compe