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Mostrando las entradas de agosto, 2024

CUENTOS DE PELUQUERÍA

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    Afortunadamente ya no estamos en la Edad Media. Los  monjes debían mantener su tonsura, el tradicional corte circular  rapado  en la parte superior de la cabeza, y cada monasterio debía contratar barberos.  Estos, a los que también recurrían los vecinos, además del corte de pelo y el afeitado, realizaban cirugías, sangrías, ponían sanguijuelas, vendajes, enemas y sacaban dientes, lo que les valió el nombre de «cirujanos barberos”.    Alguna vez tuve bastante pelo y me crecía. Las primeras peluqueadas de que tengo memoria fueron en la casa de mi abuela donde viví mi infancia. Me hacían cacería entre mi mamá y las tías, me sujetaban en mi amada sillita puesta encima de una mesa en un amplio corredor. Aparecía Don Manuel, al verlo me sacudía para escaparme, pero me atenazaban manos firmes y cariñosas. Yo siempre quería mirar a fondo el maletín negro, redondeado, como el de los médicos, donde Don Manuel guardaba sus elementos de tortura, y él aprovechaba mi curiosidad para aquietarme.

UN LAND ROVER PELIGROSO

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       Este Land Rover hizo historia. Recién comprado mi mamá lo dejó estacionado en la parte alta de una empinada calle manizaleña. De repente y sin previo aviso, el freno cedió y el jeep salió raudo falda abajo, incrustándose en la última casa de la vía. La casa del alcalde. Afortunadamente no hubo heridos y yo era amigo de los Robledo, hijos del burgomaestre. El problema fue con la licorera de la esquina. Sus estanterías metálicas se cayeron como un castillo de naipes y el daño fue enorme. Ese día, los tragos fueron por cuenta del seguro.  Otra tarde, salí en el vehículo con mi cuñado Mario Jaramillo, rumbo a un bar llamado popularmente “Casa de Vidrio”. Estaba ubicado en una avenida amplísima, con generosos espacios para dejar los carros. Cuando estábamos dando reversa para estacionar  pegados a la acera, apareció de la nada un taxi ocupando agresivamente el espacio escogido. Mi cuñado que venía al volante, se molestó, le puso la doble transmisión a mi Land Rover y empujó al intrus

UN GODO EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL

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En 1964 comencé a estudiar zootecnia en la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad Nacional de Medellín. Era una pequeña comunidad con menos de 500 alumnos. Todos nos conocíamos y hacíamos tertulias en la linda cafetería, rodeada por un lago, donde nos entreteníamos viendo hacer el amor a los patos. Un cascarón idílico que envolvía fuertes tensiones. Los estudiantes, por nuestras variadas procedencias y condiciones sociales reflejábamos el país. Ese año el presidente Valencia ordenó una gran ofensiva contra el reducto de las FARC en Marquetalia, la república independiente de este grupo guerrillero. No pudo acabarlas, pero sí ayudó a diseminarlas. Llegaba fuerte la Alianza por el Progreso, cuando el ELN se fundó el 4 de julio, de ese año. Cuba y China para cultivar sus ideas, patrocinaban estudiantes permanentes, que se enfrentaban entre ellos. Aún en la cafetería podíamos distinguir mesas apartadas de la Línea Mao (China) y la línea Moscú patrocinada por Cuba. Me atreví a lanz

HOTEL CARLINA

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    Para poder estudiar zootecnia en Medellín viví en varios apartamentos y con diferentes compañeros. En el que permanecí más tiempo estaba ubicado en el segundo Parque de Laureles.  Medellín vivía una linda época, anterior a la explosión del narcotráfico, en paz, llegaban estudiantes de otros países y teníamos siempre costarricenses con nosotros. La figura central allí era Carlina Londoño, una pequeña y vivaz afrodescendiente nacida en Apartadó.  Daba abasto para dar de comer a todos, lavar la ropa, asear el apartamento, mercar y cocinar. Era una eficiente maquinita que fumaba Pielroja sin filtro, con la lengua le daba un vuelco al cigarrillo y lo mantenía dentro de la boca, estilo “canilla” como las lavanderas de su tierra. Se sentía la mamá de todos nosotros y así nos cuidaba. Merecidamente llamábamos al apartamento el  Hotel Carlina . Un largo corredor estrecho a la entrada, con cuatro piezas a la derecha y al fondo el comedor. Al lado, cocina, patio de ropas y la habitación de Ca