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Mostrando las entradas de diciembre, 2024

IMPIDIENDO UN SUICIDIO

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    Baco por Caravaggio Yo vivía en Moore con Balboa. Fue mi segunda vivienda cuando estudiaba en Medellín. Un sitio de frontera. A dos cuadras de Lovaina, zona de tolerancia, y a otras dos de un muy buen barrio de Medellín, el Prado. A mis amigos, haciéndome el interesante, les decía que vivía en Lovaina y a mis amigas, haciéndome el distinguido, que vivía en Prado. Allí me acogieron Fernando Lema y Wilson Beltrán, oriundos del Viejo Caldas, que estaban finalizando sus estudios universitarios. Muy amables. Serio y juicioso Wilson y especialmente extrovertido y rumbero Fernando. Este ya tenía un grupo de amigos de su mismo ambiente y adoptaron al recién llegado. No me fue difícil entrar en relación con ellos.  Un comentario de Fernando ayuda a sintonizarnos bien en como era. A ambos nos enviaban el giro mensual y salíamos a reclamarlo y, plata en mano, él invariablemente exclamaba: “Luis, bebámonos esto antes de que no lo comamos”, y así lo hacíamos. Llegamos al extremo d...

USTED ME PRENDE Y YO LO EMBORRACHO

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   Ya tengo ochenta años y se me desdibujan en la memoria los viejos recuerdos. Cualquier sábado, al final de la tarde, por el año 1962, yo abría la puerta de mi casa y salía a la calle arropado en su penumbra, por esa neblina manizaleña que nos hace entrever lo que queremos, así no sea cierto. La claridad mata muchas ilusiones. Salía en busca de amigos, pleno de vida e inquietudes, presintiendo el sabor de un aguardiente y sacudiendo espermatozoides de mi cabeza. Mi educación jesuítica me había marcado con la ilusión de la castidad, la moral cubría todo y era virtud lo que no se hacía, pero me había dejado espacio para el licor, el tango, y yo bien los disfrutaba. Me abrigaba en mi girón de niebla cuando pasaba por mis bares predilectos, buscando a los de siempre, tatareando la canción de moda ,“Hoy que la lluvia entristeciendo está la noche y las nubes en derroche tristemente veo pasar, viene a mi mente la que lejos de mi lado el cruel destino ha posado solo por verme llorar...

DELIRIOS VOLADORES

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    En el año 1964 me inscribí en un curso de pilotaje aéreo en el Aeroclub Manizales. Tomé muy pocas clases y pronto entendí que este sueño estaba fuera de mis capacidades económicas. Disfrutaba en las reuniones, me reía de los apodos: “Los Loritos” del aeroclub, por hablar mucho y volar poco, a un socio, por ser el distribuidor de los camiones de esa marca,  lo denominaban “Pegaso”, el caballo que vuela . Era un entorno amable. El que me animaba era mi amigo Fabio Jaramillo C. Siempre pensaba en volar. Armaba aeromodelos con ruidosos motorcitos. Escuchaba por radio, las comunicaciones de los pilotos con la torre de control. Quería entrar a Avianca para cumplir sus sueños. Su papá, con buen criterio y conociendo las dotes de Fabio como excelente estudiante, lo impulsó a estudiar ingeniería. Lo convirtió en un exitoso ingeniero con alas propias,terminó regalándole una avioneta. Una receta perfecta. Su sede fue Manizales, pero por ser volador, atendía clientes en todo el p...

LOS TERCIADORES

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  Eran una institución en mi niñez. Su sede principal era la plaza de mercado. Otros se ubicaban en las barandas de la catedral sobre la carrera 23. Yo pensaba que su increíble fuerza les venía del poder de esta iglesia, que según el periodista de la época, Tomás Calderón, era una gran acumuladora de energía.    Una estampa del pasado, de la época de la arriería. Todos eran blancos, con un gran canasto y una ancha correa de cabuya para sujetarlo a su frente, de pieles curtidas, fuertes, dicharacheros y amables. Cuando caminaban cargados, los canastos los hacían parecer extraños hombres sin cabeza. Vestidos de dril, con un pequeño delantal de lona con bordes de cuero bien denominado tapapinche, alpargatas, un raído sombrero aguadeño y una amplia sonrisa.  Su función social, transportar cuanta cosa exigía trasladarse, habitaba en una etapa histórica donde el carro familiar era una excepción. Con mi mamá recurríamos a uno de ellos, a Miguel, un hombre fornido y afable q...