EL TIEMPO SE DETUVO
Ha pasado mucho tiempo y no lo olvido. Mi compañero de clase Jorge Eduardo bailaba con su novia Yolanda. Estábamos en una fiesta celebrando los quince años de alguna linda manizaleña. Percibí en ellos algo especial, yo tenía algunos rones encima y quise mirar y sentir más que bailar. Los veía profundamente atraídos el uno por el otro. Al bailar eran dos mitades de un mismo compás. Expresaban, danzando, su ternura, su deseo. Con los pies y al son de la música caminaban su amor. Para mi el tiempo se detuvo. Yo, al viajar para estudiar, les perdí el compás. Luego supe que ese amor no pudo ser y me dolió. Recuerdo la frase de Jorge Eduardo expresando que al bailar con ella sentía una pluma de pavo real entre sus manos. Algo muy íntimo mostraban al danzar. Armonía más que deseo. No sé qué pasó, pero al recordarlo en mi avanzada edad siento esa pérdida de consonancia como una paradoja, un infausto imposible. Busco un ron en mi refugio, a mi tiple compañero, y con mi canto me voy más tr...