LA CASA DE MI ABUELA
Al morir mi papá, contando yo con cuatro meses de edad, mi mamá se fue a vivir con sus dos hijos a la casa de mi abuela materna, María Gutiérrez Mejía, en Manizales. Vivían con ella sus hijos Arturo y Luisa, y pronto llegaría mi tía Leonor al quedar viuda y sin hijos. Siempre había numerosos "arrimados" como nosotros: hijos y parentela con problemas económicos, con dificultades, primos estudiantes, muchas visitas de Aguadas la tierra de origen, todos bien recibidos gracias a una política de puertas abiertas, a pesar de la estrechez económica. La casa, entre austera y pobre, era grande, vieja, con dos patios, solar, un largo zaguán de entrada con cuadro del Sagrado Corazón y sus veladoras al fondo y un gran subterráneo. Todo muy tradicional, semirural. En el sótano de poca luz y lleno de viejos e inútiles cachivaches, había un cuarto muy especial de uso privado de mi tío Arturo, para sus desafortunados desahogos pictóricos: por años pretendió aprender a pintar, sin lo...